D. José María Escudero, mCR

El P. José María Escudero, Misionero de Cristo Rey, quiere, en este nuevo bloque de «El Sacerdote», avivar nuestra esperanza de ir al Cielo. Y pide a los sacerdotes que, hoy más que nunca, griten y proclamen sin descanso al mundo el verdadero sentido de su existencia: la glorificación de Dios y la propia santificación. Para esto, el P. José María ve imprescindible ofrecer una buena catequesis para los sacramentos de la iniciación cristiana y grupos parroquiales donde seguir formándose después de haber completado la iniciación cristiana. Además, los sacerdotes deben facilitar la confesión frecuente y —¡por supuesto!— acercar a los fieles a Nuestra Madre, la Virgen María, para que encuentren en Ella un apoyo y un refugio en la lucha por la santidad, además de un modelo perfecto, junto con Nuestro Señor Jesucristo, al que imitar.

Acudid a la Virgen María

Los cristianos tenemos el privilegio de tener dos madres: nuestra madre de la tierra y nuestra madre del Cielo, la Virgen María, que es Madre de Dios y Madre nuestra. ¿Cómo es posible que habiendo recibido este gran regalo nos olvidemos tanto de Ella? Dios, conociendo las necesidades del hombre, quiso poner a nuestro lado a su madre para tener un modelo de entrega total a Dios, una mujer que renunció a lo más grande que tenía, su Hijo, para que la humanidad entera fuese redimida. El P. José María Escudero, Misionero de Cristo Rey, considera imprescindible que el sacerdote acuda en oración a la Virgen María fundamentalmente por dos razones: en primer lugar, porque es su madre y, en segundo lugar, porque Ella quiere ayudarle para que desarrolle su ministerio sacerdotal unido firmemente a su Hijo Jesucristo.

Recordad quién está en la Eucaristía

El P. José María Escudero, mCR, Misionero de Cristo Rey, no puede comprender a los que no acuden diariamente al sacramento de la Eucaristía, porque, desde su experiencia personal, él ha comprobado que a través de este sacramento se fortalece para poder realizar las tareas del día. Es cierto que los laicos, debido al trabajo, a veces se ven imposibilitados de acudir diariamente a Misa, pero en un sacerdote es impensable que desperdicie este don, puesto que él es el único que puede realizar este gran milagro, y al cual Dios le ha confiado su custodia.

Mi tiempo en el seminario

El P. José María Escudero, Misionero de Cristo Rey, considera el tiempo que pasó en el seminario como un tiempo de gracia, donde a pesar de la confusión teológica de esa época, pudo recibir una buena formación sacerdotal, además de ir curtiendo su fe y su vocación sacerdotal de cara al futuro. Si el sacerdote no se forma, ¿cómo va a formar a otros? Para que el sacerdote pueda guiar a otros es necesario que aproveche bien el tiempo de formación y que, una vez ordenado, siga formándose para poder así enseñar a todos los que quieran conocer la fe cristiana.

Quería dedicarme al deporte

El P. José María Escudero hoy es Misionero de Cristo Rey, pero cuando terminó el Bachillerato, empezó a planear su vida en torno al deporte, pues esto era lo que en ese momento más le atraía. Sin embargo, después de un campamento en los Pirineos con el P. José María Alba, SJ, fundador de la Sociedad Misionera de Cristo Rey y de la Unión Seglar de San Antonio María Claret, sus planes cambiaron. Gracias a un ejemplo de caridad heroica del P. Alba, el Señor le mostró que quería que él viviese lo mismo que había contemplado. Por eso, dejándolo todo, entregó su vida al Señor.

Un regalo para la humanidad

El sacerdocio no fue instituido solo para beneficio de la Iglesia, sino para auxiliar las necesidades de toda la Humanidad. El P. José María Escudero, Misionero de Cristo Rey, personalmente, de entre todas las misiones encomendadas al sacerdote, destaca dos: ser otro Cristo y llevar cuantas más almas posibles a Dios. Para lo primero es necesario hacerse cada día más pequeño, para que el Señor pueda crecer en el alma del sacerdote y así ser vivo reflejo de Dios. Y para salvar almas, el P. José María, ve importantísima la unión con Dios, por medio de la oración y los sacramentos, para amar como Él ama.

  • D. Julián Lozano López —delegado de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Getafe (España)— siempre ha tenido a la Virgen muy presente en su vida, pues ella ha tomado un papel especialmente importante en su sacerdocio. D. Julián es consciente de lo mucho que la necesita para ser fiel a su vocación, por ello, intenta tenerla presente todos los días, invocándola siempre.

     

     

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