Compartiendo a Jesucristo: El Señor nos espera en la confesión
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«Si quieres, puedes limpiarme».
«Si quieres, puedes limpiarme».
Nació en 1811 en el mismo pueblo que San Juan Bosco. Desde niño sobresalió por su gran inclinación a la piedad y en socorrer a los pobres. En el año 1827, siendo seminarista, se encontró por primera vez con San Juan Bosco. A los 21 años fue ordenado sacerdote. Todos notaban en él "el don de consejo", que el Espíritu Santo le había dado para saber aconsejar lo que más le convenía a cada uno. También se hizo muy popular por su calma y su serenidad. Murió el 23 de junio de 1860.
Nació en Burdeos (Francia), el año 355. Siguió una carrera política llena de honores, se casó y tuvo un hijo. Deseando llevar una vida austera, recibió el bautismo y, renunciando a todos sus bienes, comenzó el año 393 a practicar la vida monástica, estableciéndose en Nola. Ordenado obispo promovió el culto de san Félix, ayudó a los peregrinos y alivió solícitamente las miserias de su tiempo. Murió el año 431.
María Brotóns es graduada en Psicología y máster en Psicología general sanitaria por la Universidad de Navarra. Actualmente es coordinadora de atención psicosocial y del voluntariado del «Centro Hominum» de Alicante, especializado, como afirman en su web, «en acompañar a pacientes y familiares en el momento en que lo necesiten, convirtiendo los cuidados paliativos en una reafirmación de la vida y asumiendo la muerte como un proceso natural y digno». Junto con una cuidada atención sanitaria, ofrecen formación sobre la enfermedad, la soledad, la muerte… a todo el que lo desee, especialmente a los familiares de los pacientes cuidados en este centro. Su prioridad es la atención a domicilio, tanto de los pacientes como de los familiares, para ayudarles a afrontar estos momentos clave de la vida de una persona y su familia y el posterior duelo.
«Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí».
Nació el año 1568 cerca de Mantua, en Lombardía, hijo de los príncipes de Castiglione. Su madre lo educó cristianamente, y muy pronto dio indicios de su inclinación a la vida religiosa. Renunció en favor de su hermano al título de príncipe, que le correspondía por derecho de primogenitura, e ingresó en la Compañía de Jesús, en Roma. Cuidando enfermos en los hospitales, contrajo una enfermedad que le llevó a la muerte en 1591.
Megan Buckley vivió centrada ―durante su adolescencia y juventud― en el ballet y la danza. En ese ambiente fue testigo de cómo los bailarines maltrataban su cuerpo para alcanzar las medidas de belleza escénica corporal que se esperaba de ellos. A nivel de fe, tenía una familia católica, pero en realidad ella no tenía realmente una relación personal con Jesús, no había tenido un encuentro con Él. En la universidad Megan comenzó a frecuentar Iglesias protestantes donde, al principio, se sentía cómoda. Pero pronto comenzó a darse cuenta de que le faltaba la Eucaristía y los demás sacramentos. A partir de ese momento comenzó su regreso a la verdadera Iglesia. En la Eucaristía y el sacramento del perdón encontró el amor de Dios. Descubre toda su historia en Cambio de Agujas.
«No depende de ti sino de dejar obrar al Espíritu».
Si alguien entrara en una iglesia durante la adoración del Santísimo Sacramento sin conocer la fe cristiana, podría pensar: «¿Están adorando a un pan?». Sin embargo, aunque parece simplemente pan, la Eucaristía no es pan: una vez consagrado durante la Santa Misa, pasa a ser el mismo Jesucristo en persona. Dña. Beatriz Ozores Rey, licenciada en Ciencias Religiosas, nos explica a qué se refiere Cristo cuando dice que «quien come su carne y bebe su sangre no morirá para siempre»; nos acerca a los misterios de la vida eterna. Para hacernos conscientes de lo que significa estar frente a Cristo en este Sacramento, nos invita a examinar cómo nos acercamos a recibirle en la Santa Misa y si nuestra actitud, cuando acudimos a adorarle, es la más adecuada teniendo en cuenta que estamos delante de Dios.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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