Abelardo de Armas, en esta meditación de «Adviento con María», nos enseña cómo Dios se hace hombre para divinizarnos en el Hijo. El Salvador, que nos trae la Vida, llora, pues nos la ganará muriendo. Siendo rico se hace pobre y nos enriquece con su pobreza. Verdaderamente, Señor, haciéndote niño y naciendo pobre, reduces nuestra razón al absurdo.