Señor, hazlo Tú por mí porque yo no puedo.
Pedimos, de la mano de Santiago, el regalo de entregar la vida, de un amor fiel y fecundo.
Esfuérzate por entrar por la puerta angosta.
Le pedimos a la Virgen que nos enseñe a querer con su corazón y a ver a Jesús en los demás.
Hoy Jesús quiere estar contigo.
Enamórate y no le dejarás.
El Hijo del hombre es el señor del sábado.
Tener una visión correcta de Dios.
Alegraos porque vuestros nombres están escritos en los cielos.
¿Quién es mi prójimo?.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo.
No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre.
Vosotros, los que me habéis seguido, recibiréis cien veces más.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosostros, como lo esperamos de ti.
La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al dueño de la mies para que envíe más trabajadores.
Dios mío, confío en ti.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificio.
«¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»
Madre mía, haz de mí una persona de fe como lo fuiste Tú.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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