Oración por las almas del purgatorio
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Introducción:
La Fundación EUK Mamie-HM Televisión publicó hace un tiempo una pequeña cápsula con un contenido muy importante, y ahora insiste en el tema, a través de este Orando. La cápsula tiene como título «Romped nuestras cadenas», que es el grito de las almas del purgatorio a toda la Iglesia militante. Son hermanos y hermanas nuestros con mucha necesidad. Es doctrina de la Iglesia: «Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo» (CIC 1030). Por desgracia –ante la descristianización de nuestra sociedad- las almas del purgatorio están cada vez más abandonadas. Tenemos que compadecernos de sus sufrimientos e interceder por ellas: es un deber de caridad. Ellas no pueden interceder por sí mismas, pero pueden hacerlo por nosotros. Si ahora rezamos por las almas del purgatorio, ellas nos lo agradecerán con su intercesión y protección.
Les ofrecemos junto a la cápsula «Romped nuestras cadenas», les ofrecemos una antigua oración a las almas del purgatorio. Ojalá esta oración nos ayude a interiorizar a nosotros mismos esta importante enseñanza: cada una de nuestras palabras, acciones y omisiones, tienen resonancias eternas. Nadie entra en el Cielo sin antes haberse perfectamente purificado. Y es una obra de misericordia rezar por las almas del purgatorio. Difundamos esta oración. Un día podemos necesitar que la recen por nosotros.
Oración por las Almas del Purgatorio
Comenzamos viendo el clip «Romped nuestras cadenas»:
Esposas muy queridas del Señor que,
encerradas en la cárcel del purgatorio,
sufrís indecibles penas careciendo de la presencia de Dios
hasta que os purifiquéis —como el oro en el crisol—,
de las reliquias que os dejaron las culpas.
¡Con cuánta razón desde aquellas voraces llamas
clamáis a vuestros amigos pidiendo misericordia!
Yo me compadezco de vuestro dolor
y quisiera tener caudal suficiente
para satisfacer por vosotras a la justicia divina.
Pero, siendo más pobre que vosotras mismas,
apelo a la piedad de los justos,
a los ruegos de los bienaventurados,
al tesoro inagotable de la Iglesia,
a la intercesión de María Santísima
y el precio infinito de la Sangre de Jesucristo.
Concédeles, Señor, a esas pobres almas
el deseado consuelo y descanso.
Pero confío también, almas agradecidas,
que tendré en vosotras poderosas medianeras
que me alcancen del Señor gracia
con que deteste mis culpas,
adelante en la virtud,
sojuzgue mis pasiones
y llegue a la eterna bienaventuranza
por toda la eternidad. Amén.
-Hna. Beatriz Liaño, SHM