Aquí huele a azufre
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¿Mito o realidad?
Da igual si es el sacerdote más guay de la parroquia, si es un erudito don señor, o si es una artista de renombre. Lo diga quien lo diga, afirmar así, tan a la ligera, que eso de los demonios es una cuestión pasada de moda, una apropiación del paganismo, un símbolo del mal y otras mil tonterías, no es Palabra de Dios, no es la verdad transmitida por Jesús.
El Magisterio de la Iglesia, sustentado en la Revelación, se ha pronunciado en numerosas ocasiones afirmando la existencia del Diablo y los demonios, y lo define como «un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor». Por lo tanto, no es solo la privación de un bien, sino un mal operante, eficaz. La fe nos habla de la existencia de seres espirituales: los buenos son los ángeles, los malos son los demonios. De esto nada nos puede decir la ciencia, porque es una realidad que supera los límites de lo que a través de ella se puede conocer, pues lo ángeles no son materia. Su existencia nos ha sido revelada por el mismo Dios.
La Palabra de Dios está llena de citas que aluden a estos seres. Por señalar algunas, diremos que: El diablo es un ángel pecador y castigado. La antigua tradición religiosa hebrea relacionada con el pecado de los ángeles está expuesta por San Pedro (2 Pe 2, 4) y por San Judas (1, 6). También alude a ella Jesucristo cuando dice: «Él era homicida desde el principio y no perseveró en la verdad, porque la verdad no está en él» (Jn 8, 44). Y San Juan en las palabras: «Peca el diablo desde el principio» (1 Jn 3, 8). Habiendo sido confinados en los abismos tenebrosos (2 Pe 2, 4; Jds 1, 6) y castigados con el fuego eterno creado para ellos (Mt 25, 41), estos ángeles caídos, que son muy numerosos (Mc 5, 9; cf. Lc 8, 30), tienen un poder limitado sobre los hombres (1 Pe 5, 8) hasta que se dé la sentencia de condenación en el juicio final (II Pe 2, 4; Jds 1, 6).
Pasado de moda
¡Y una porra! No pensemos que eso de la acción demoniaca es solo de los tiempos de Jesús, primer exorcista de la historia, pero que ahora los demonios están descansando en el infierno.
Los que ejercen el ministerio del exorcismo coinciden en señalar que, en la actualidad, está creciendo la actividad demoniaca, y que esto no se debe a que el Diablo y sus secuaces lo estén haciendo mejor, sino a que la gente está jugando su juego mediante actividades que abren la puerta al maligno en sus vidas. Actividades como: usar tablas de la ouija (que es un instrumento de magia, no un juguete), las cartas del tarot, las lecturas de la palma de la mano, la magia negra, las sesiones espiritistas, los videojuegos violentos, el Charlie Challenge, meditaciones como el Reiki, el uso del yoga y de la Sanación Alternativa y otras cuestiones relacionadas con la Nueva Era (New Age) en las cuales se invocan a falsos dioses. El incremento del consumo de drogas y la adicción a la pornografía son facilitadores y signos de la acción del demonio. En algunos casos se les añaden maleficios para que sean más adictivas. También está declive de la moralidad que crece rápidamente y ofrece a Satanás la oportunidad de poner un pie en la vida social y familiar.
Normalmente el demonio actúa a través de la tentación. Es lo que más le interesa y a lo que todos estamos sujetos. Él no conoce lo que piensas. Eso solo lo sabe Dios. Lo que ocurre es que observa y, como es un ser inteligente, usa su razón para deducir en qué cosas podrías caer y cómo podrías actuar en distintas situaciones. Y, en referencia a esto, nos tienta para que caigamos en el pecado y nos alejemos de Dios.
En otras ocasiones ejerce una influencia extraordinaria que se divide principalmente en cuatro categorías: infestación, vejación, obsesión y posesión.
- La infestación se describe como la presencia del mal asociado a un lugar, objeto u animal. Los demonios pueden atormentar a las personas con ruidos inexplicables, como pisadas, golpes en las paredes, sonido de cadenas, voces misteriosas, gritos y carcajadas. También pueden producirse desplazamiento, caída y levitación de objetos.
- Mediante la vejación el diablo y los demonios atacan físicamente a las personas mediante cortes o quemaduras, arañazos, punzadas, mordiscos, golpes que dejan cardenales, llagas inflamadas o sanguinolentas, tatuaje de letras en la piel utilizando palabras o signos que pueden mantenerse un tiempo o desaparecer de golpe.
- La obsesión se refiere a ataques mentales en los cuales los demonios atacan los sentidos externos e internos de alguien a través de visiones terroríficas o tentadoras, ruidos molestos, cantos blasfemos y obscenos y toques físicos, todo esto en cuanto a los sentidos externos. En cuanto a los sentidos internos, la imaginación puede llenarse de pensamientos o imágenes a la vez terribles y racionalmente absurdas.
- Durante la posesión, los espíritus diabólicos o malignos toman el control del cuerpo de la persona, de modo que la persona se ve incapaz de actuar. Los demonios pueden controlar todo el cuerpo, haciendo que el individuo hable, incluso en lenguas que la persona no sabe, camine, eche espumarajos, levite o haga gestos obscenos. Quienes sufren una posesión demoniaca pueden perder total o parcialmente la conciencia de lo que está sucediendo.
Antes de juzgar sobre estas cuestiones los exorcistas consultan con psiquiatras para hacer un buen discernimiento y excluir una posible enfermedad mental.
Hay que explicar que, aunque en la mayoría de las ocasiones la persona se ve afectada porque él o la familia ha autorizado de alguna manera al demonio a intervenir, no siempre es así. En ocasiones la persona es una víctima de esto sin que haya hecho nada, por eso es necesario el discernimiento.
Exorcismo y liberación
Hay que quitarse de la cabeza esa imagen absurda de que el exorcismo es algo tenebroso y terrorífico. El exorcismo no es más que una oración de petición para que el Señor actúe de manera milagrosa expulsando los espíritus malignos. Normalmente se necesitan varias sesiones, a veces se tardan años en expulsar a los demonios.
El exorcismo se diferencia de la oración de liberación en que es una oración oficial. Hecha por un sacerdote en nombre de la Iglesia y con su autoridad. Por tanto, es más fuerte y eficaz que la oración de liberación. No obstante, la oración de liberación que pueden hacer también los laicos, es sumamente eficaz si se hace con fe.
Según los exorcistas, a menudo la persona se libera cuando va a algún santuario mariano. También después una larga adoración eucarística. Es importantísima la oración: el Evangelio nos dice que algunos demonios no se echan sino con la oración y el ayuno.
Es importante que rece la persona y sus familiares, y que se haga rezar a comunidades religiosas o grupos de oración. Porque la liberación es fruto de una intervención extraordinaria de Dios.
Más vale prevenir que curar
¿Cómo evitar estas actuaciones extraordinarias, o la caída en el pecado por la tentación?
Los mismos demonios han dado la respuesta en los exorcismos. Si somos inteligentes, para mantenerlo alejado, debemos acercarnos a todo eso que él odia.
Lo que más hace sufrir al demonio, según palabras dichas por los demonios en los exorcismos:
- La confesión: «¡Qué estúpido invento! Cuánto daño me hace. Me hace sufrir la sangre de aquel vuestro falso Dios. Cómo me aplasta, cómo me destruye. Lava vuestras almas y me hace escapar. Esta sangre… Esta sangre es mi dolor más atroz. Pero he encontrado sacerdotes que no creen en la confesión y mandan a recibir al falso Dios en pecado».
- La comunión: «Esa comida y bebida donde se bebe la sangre de ese crucificado que yo he matado. Aquí me encuentro desarmado, no tengo fuerzas para luchar. Los que se alimentan de esta carne y beben de esta sangre se hacen fortísimos contra mí. Parecen diferentes a los otros ya que poseen una luz por la que me rechazan rápidamente, se alejan de mí y me rechazan como a un perro».
- La adoración al Santísimo: «Cuantos insensatos pierden horas y horas adorando un trozo de pan, cuanta rabia me dan estas personas». (Lo llama pan por desprecio, no porque no sepa que es Jesús).
- El rosario: «Odio el rosario, ese cacharro devastador y podrido de aquella Mujer. Es para mí como un martillo que me destroza y corta la cabeza. Es la invención de los cristianos que no me obedecen y siguen a Aquella Mujer».
Para que pienses:
- ¿En qué circunstancias sociales actuales percibes la actuación demoniaca? ¿Cómo podemos luchar contra ella?
- ¿Hay alguna diferencia entre el diablo y los demonios?
- ¿Por qué crees que el diablo está tan interesado en nuestra condenación?
- ¿Tienen el mismo poder Satanás y Dios?