10 minutos con Jesús: Mi fe es "mía"
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«Dame una fe como la tuya, madre mía».
«Dame una fe como la tuya, madre mía».
Ana comparte en este «Testigos de la esperanza» no solo su conversión, sino su felicidad, y esto a pesar de que le acompaña el sufrimiento de una enfermedad incurable. Pertenece al Camino Neocatecumenal y desde muy pequeña la fe era parte de su vida. El Señor empezó la purificación de su corazón a los dieciséis años. Enferma a partir de esa edad, los médicos no descubrían el mal que estaba acabando con la salud de Ana. En medio de tanto dolor, Ana empezó a dudar de la bondad de Dios. Llegó a pensar que su vida no tenía sentido y entró en una depresión profunda. Una experiencia le permitió volver a creer en la Palabra de Dios, la puso en práctica y el Señor poco a poco fue convirtiendo su vida. Ahora da muchas gracias a Dios y no teme morir, porque el paso de esta vida a la otra es para estar eternamente con Aquel que nos ama de verdad.
«¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?».
Él fue quien guió al pueblo elegido después de Moisés y, junto con Calé, lo hizo entrar en la Tierra Prometida. Nació en Egipto durante la esclavitud de los hebreos, alrededor de 20 años antes del Éxodo. La gran confianza que Josué tenía en Dios, le hizo clamar contra la infidelidad y perfidia de los otros. De su santidad da testimonio la Sagrada Escritura que dice de él que "fue hombre de espíritu, que siempre anduvo en pos del Omnipotente, y en los días de Moisés mostró piedad y no se apartaba del Tabernáculo". Josué murió de ciento diez años y fue sepultado en la ciudad de Tamnasaret. El Martirologio Romano lo menciona así: San Josué, hijo de Nun, siervo del Señor.
«Es posible enfrentar la muerte con alegría».
Nació en Lérida en 1204. El apodo de nonato se explica porque Ramón fue sacado del seno materno cuando su madre ya estaba muerta. Tuvo una tierna devoción a la Virgen e ingresó joven en la Orden de la Merced, dedicada a la redención de cautivos. Fue designado para ir a África a redimir cautivos, por lo que pudo fortalecerles en la fe y consolarles. Cuando faltó la limosna para la redimir cautivos, él se quedó de rehén. Su predicación era tan efectiva con moros y judíos, que lo apalearon, lo encarcelaron y le cerraron los labios con un candado. Cuando en agosto de 1240 se dirigía a Roma, llamado por el Papa, le asaltó la muerte. Como no había quien pudiera administrarle el viático, el mismo Jesús se le dio en comunión.
«El cristiano verdadero no se guía por lo que piensen los demás».
Nació en Francia el 25 de octubre de 1792. Desde pequeña conoció la pobreza, lo que la hizo ayudar al sostenimiento de su hogar. En 1839 se encontró con una pobre anciana a la que llevó a su casa y acostó en su cama. Así comenzó la Congregación de las Hermanitas de los pobres, dedicadas al cuidado de los ancianos más pobres. La beata Juan Jugan veía a los ancianos con una mirada cargada de amor, reconociendo en ellos la persona del Señor. Murió el 29 de agosto de 1879.
«Haznos, Señor, dignos de tanta entrega».
San Juan es el único santo de quien la Iglesia conmemora el nacimiento y la muerte.Juan Bautista, el Precursor del Señor, era hijo de Santa Isabel y Zacarías. Nació de forma milagrosa, pues sus padres eran ya mayores cuando fue engendrado. Al recibir la visita del Señor en el seno de la Santísima Virgen, Juan saltó de gozo en el seno de Santa Isabel.Pasó años en el desierto en una vida de oración y penitencia.Juan Bautista era un gran profeta, que denunció con valentía el adulterio e incesto de Herodes con su cuñada Herodías,lo que le costó el martirio.
«Su misericordia es mayor que nuestros pecados».
Nació en Tagaste (África) el año 354; después de una juventud algo desviada doctrinal y moralmente, se convirtió, estando en Milán, y el año 387 fue bautizado por el obispo Ambrosio. Vuelto a su patria, llevó una vida dedicada al ascetismo, y fue elegido obispo de Hipona. Durante treinta y cuatro años, en que ejerció este ministerio, fue un modelo para su grey, a la que dio una sólida formación por medio de sus sermones y de sus numerosos escritos, con los que contribuyó en gran manera a una mayor profundización de la fe cristiana contra los errores doctrinales de su tiempo. Murió el año 430
«Seamos Evangelios vivientes para nuestros prójimos».
Nació en Tagaste (África) el año 331, de familia cristiana. Muy joven fue dada en matrimonio a un hombre llamado Patricio, del que tuvo varios hijos, entre ellos San Agustín, cuya conversión le costó muchas lágrimas y oraciones. Patricio era pagano y de temperamento muy violento. Su ejemplo y su conducta ejercieron tal influencia sobre él que finalmente se convirtió al cristianismo. Sta. Mónica fue un modelo de madre; alimentó su fe con la oración y la embelleció con sus virtudes.
«Del deseo de ser alabado, líbrame Señor».
Nacida en Aitona (Lérida) el 9 de enero de 1843, de padres profundamente cristianos. En la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, fue Superiora General desde los primeros días hasta su muerte, ocurrida en Liria (Valencia), el 26 de agosto de 1897, después de una vida de sacrificios heroicos al servicio de los ancianos desamparados. Fue canonizada por su santidad Pablo VI el día 27 de enero de 1974.
«Para cuando llegue el día del juicio final podamos verte cara a cara».
Es uno de los doce apóstoles. Nació en Caná; el apóstol Felipe lo llevó a Jesús. Fue quién dijo: ¿de Nazaret puede salir algo bueno? Pero cuando se encontró con el Señor, le confesó como Hijo de Dios. Según la tradición, después de la ascensión del Señor predicó el Evangelio en la India, donde recibió la corona del martirio.
«El amor a Jesús es el auténtico premio, el tesoro escondido».
«El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Nació en Lima (Perú) el año 1586; cuando vivía en su casa se dedicó ya a una vida de piedad y de virtud, y cuando vistió el hábito de la tercera Orden de santo Domingo hizo grandes progresos en el camino de la penitencia y de la contemplación mística. Murió el día 24 de agosto del año 1617.
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