Reconocer la propia incapacidad y esperar todo de Dios
- Categoría: Meditaciones sobre la fe
El creyente no espera nada de sí mismo, ya que todo espera del Señor. “Bienaventurados los pobres de espíritu”, los que no están apegados a nada y esperan todo de Dios. Dios, al acercarse al hombre, lo debilita. Es tu debilidad la que da sitio a su poder.