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Testimonios

Muchos hombres y mujeres nos han precedido y otros nos acompañan actualmente, en el camino hacia la santidad. Su testimonio es un ejemplo que nos empuja también a nosotros a luchar. Si ellos pueden, ¿por qué yo no voy a poder?

Dios llora en la tierra (19): Un barón en la callampa

“El padre tiene razón y sus protegidos también. Porque Dios ha hecho la tierra para el hombre, que es el rey de la creación. Todo aquel que no dispone de espacio vital tiene derecho a apropiarse de un pedazo de esta tierra. Esta es la ley de la naturaleza, y es más importante que un complejo deportivo. Por ello, exijo que esta gente pueda continuar en sus chabolas y que el padre sea puesto en libertad.”

 

Dios llora en la tierra (21): El rojo Ecuador; hemos visto el infierno

“Florece la trata de esclavas. Por un par de kilos de arroz con que poder vivir o mantener a su familia, las chicas de la escuela secundaria duermen con los soldados katangueños y con los mercenarios sudafricanos. Niñas de doce años conocen ya todos los síntomas de las enfermedades venéreas. El ejemplar sistema médico-social de los belgas, considerado como un lujo inaudito por los indiferentes funcionarios de la ONU, está fuera de uso. Los médicos operan sin instrumental y sin honorarios. En los hospitales reina el caos. El escándalo social de la poligamia ha sido rehabilitado públicamente por los ministros y directores generales. He aquí una letanía de miseria, dolor y traición.”

“La única fuerza que ve realistamente este problema es, acaso, la Iglesia, que no es una principiante en la cuestión de ayuda al desarrollo. Con la rica experiencia de decenas de miles de misioneros, la Iglesia se pone al servicio de los pueblos jóvenes sin ingenuas ilusiones, desinteresada y humilde.”

 

Dios llora en la tierra (22): Hambre en Kivu

“A los negros inermes, nacidos en este país y que, con el sudor de su frente, ganan millones para los extranjeros a través de una monstruosa confabulación de explotadores blancos y de autoridades congoleñas corrompidas, se les quita la posibilidad de alimentar y de mantener a sus propios hijos. Esto se llama y es explotación de seres humanos. Aquí se está asesinando a un pueblo.”

 

Dios llora en la tierra (23:) Historia de la muerte rubia

“El ángel Mbwaki realiza su tarea con los niños, que para acallar el hambre no tienen otra cosa que patatas dulces o un bocado de plátano. Después, cuando la carencia de proteínas y de vitaminas destruye su bronceada pigmentación, los acoge tristemente entre sus brazos, en espera de que los pequeños vientres se hinchen y que los piececitos tumefactos se conviertan en trozos de carne informe. El ángel llora cuando en las cabelleras los rizos se alisan y cuando semejante a lepra, el goloso germen de la dermatitis acomete los pequeños cuerpos. Entonces el ángel cuenta las úlceras y los cabellos que caen, hasta que la espuma desaparece de las boquitas y se cumplen los días del tormento. Cuando todo ha pasado, el ángel cierra sus ojos exangües y se vuelve sollozando hacia otros niños que le esperan como florecillas que debe cortar para la muerte.”

 

Dios llora en la tierra (24): Los hombres del fango en Bukavu

Cuando entra de nuevo en la habitación, el párroco congoleño de Bukavu sacude la cabeza desalentado. Hace un momento le habían llamado fuera tres feligreses que no se atrevían a ir a sus casas porque no tenían nada que dar de comer a sus hijos. Pero el párroco es impotente frente al hambre, lo mismo que el vicario general, que colocó una verja grande alrededor de su residencia, pues la afluencia de hambrientos era tal que le impedía toda actividad. Así, al menos, no podrán llamar a su puerta. Él, en definitiva, no les puede ayudar.

 

Dios llora en la tierra (25): En la tierra de nadie en Kisangani

Kisangani, que fue el corazón incesantemente activo del Congo, es hoy una ciudad muerta. Sus opulentos parques están ahora baldíos; las tiendas, cerradas; las vilas, en ruinas; la población, reducida a la mitad. Atravesamos un oasis del que la jungla se está apoderando a ojos vistas. Todo parece evocar la hora dramática cuando los paracaidistas belgas -en lucha contra el reloj- acudieron a salvar la vida de los rehenes. Por esta misma avenida y por este mismo cemento requeado recorrieron a toda velocidad, el 24 de noviembre de 1964, el camino del aeropuerto a la ciudad. Salvaron a dos mil personas, pero para otros muchos llegaron demasiado tarde. Como para los diez mil o quince mil congoleños que, entre agosto y noviembre, fueron sacrificados como animales.

 

Dios llora en la tierra (10): Filipinas, amenazada

"… Hay centenares de miles de familias que no disponen más que de medio dólar por día. Y los hogares más pobres tienen el mayor número de hijos. No pueden vivir a no ser que toda la familia mendigue o robe o si las hijas venden sus pequeños cuerpos desde la pubertad, como en la unión de Call-Girl recientemente descubierta en Cebú. La patrona tenía trece años. Las niñas que trabajaban para ella tenían nueve o diez años. Todas, sin excepción, declararon a la policía que lo hacían porque tenían hambre."

 

Sus caminos no son nuestros caminos: D. Miguel Ángel Catalán

D. Miguel Ángel Catalán es diácono de la diócesis de Toledo. Viene de una familia católica pero no muy practicante. Por este motivo, abandonó la fe y se empezó a interesar por el Islam. Gracias a una experiencia ante la Eucaristía, conoció la verdad y encontró su vocación al sacerdocio. Y ahora anima a los jóvenes a que se dejen mirar por Dios y se fíen de la Iglesia.

 

Sus caminos no son nuestros caminos: Hermana Luisa María

La hermana Luisa María, de las Hijas de María, Reina de la Paz, fue impulsada por el amor a Jesús a entregar su vida por la salvación de las almas. La paz del Señor Resucitado es una paz de perdón y de comunión con Dios y esta paz es el centro de su oración, sacrificio y apostolado.

 

Sus caminos no son nuestros caminos: Hermana Sandra Isabel

La hermana Sandra Isabel, colombiana, explica cómo Dios la llamó a ser religiosa con las Esclavas de Cristo Rey. Habla de cómo un joven puede descubrir la voluntad de Dios sobre él, especialmente a través de la oración.

 

Sus caminos no son nuestros caminos: Hermana Teresa

La hermana Teresa, de Panamá, es una de las primeras hermanas de la Congregación Hijas de María, Reina de la Paz. En su juventud, la confesión y la oración fueron su fortaleza y ayuda para poder responder a la llamada del Señor. “Si Dios hace esta llamada, uno debe ser dócil y responder, porque si uno no responde, no importa lo que hagas… no vas a ser plenamente feliz”.

 

Sus caminos no son nuestros caminos: Hermana Juana

La Hermana Juana es de Méjico. Nos habla sobre su vocación y el apostolado que realiza como religiosa. “La vida comunitaria abarca todo. Te ayuda a madurar, a reflexionar, a mirar no a ti misma sino a las demás”.

 

Sus caminos no son nuestros caminos: Hermana Adriana

La Hermana Adriana es de Colombia y pertenece a las Esclavas de Cristo Rey. Cuenta cómo encontró su vocación y cómo el Señor la llamó de la vida de una chica normal a una mayor intimidad con Él. "Soy toda de Dios. Somos esclavos por amor porque nuestro Rey se ha entregado."

 

Sus caminos no son nuestros caminos: Helena Marcos

Es médico y laica consagrada en las A.C.I.M. (Apóstoles de los Corazones de Jesús y de María). Nos cuenta cómo descubrió su vocación, nos habla también sobre el apostolado que realiza en su lugar de trabajo y, además, comparte su experiencia de misiones en Ecuador.

 

Sus caminos no son nuestros caminos: Mara

Mara es una maestra de 28 años. Nos cuenta su testimonio de cómo se encontró con el Señor y descubrió su vocación de consagrada, entrando en el convento de Agustinas de Santa Ana de Valencia.

 

 

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